domingo, 30 de junio de 2024

EL PERIODISMO SERVIL Y EL ABUSO DE PODER SIEMPRE HA QUEDADO ENTRE CUATES

 



















































Cuando se añoran las finas plumas de antaño en el periodismo y a las grandes figuras de la televisión, pareciera que en otros años ni existía el control televisivo a base del monopolio, ni la corrupción oficializada, ni el PRI, cuando era todo lo contrario, y pese a la mala formación  educativa y periodística de los escribanos actuales, la actual época presenta mejores condiciones gracias a la comunicación digital global, al avance de comunicación tecnológica y a la mayor libertad de expresión como consecuencia directa de los dos puntos anteriores. Antes  el periodista y el artista que gozaba de las mieles del triunfo no tenían nada que objetar ni corrupción que  denunciar, porque los grandes periodistas  y los artistas que se repartían los espacios en radio, en televisión y en las disqueras mediante el Festival OTI, pertenecían  con todo y membresía, a la misma corrupción. Así es como un Presidente de la República tenía el poder de eliminar un noticiario, elegir quien ganaría  Miss México o  el OTI en 1976,  y cual de sus amantes  tendría disco, película y telenovela o un jefe de la policía sería capaz de publicitar a un cantante hasta  hacerlo escalar en las listas de popularidad. En otros tiempos, una misma canción podría ser escuchada casi de manera simultánea en todas las estaciones de radio y a toda hora, en donde ni el radioescucha ni el televidente tenía voz ni voto, aunque los teléfonos se mantenían abiertos para pedir la canción favorita. Muchos de los valores juveniles y hasta infantiles ya habían pasado por la cama del productor o el realizador de programas televisivos  que también presumían ser estupradores u homosexuales correspondidos por el galán de moda. Quienes lograban entrar al círculo de la industria de la música  o del periodismo, rápidamente ascendían en su fama, y llegaban a una pecera en donde todos eran amigos sin tiempo de aclimatarse. Hoy el debate, la crítica aunque sin  bases sustanciales ni académicas, y la utilización de la comunicación celular para difundir hasta un hecho irrelevante, comienzan a formar la relevancia   de la libertad de quien escoge el camino  de la hipocresía, la lucha de puestos  con puñaladas y hacer  relaciones públicas  para  fines mezquinos  o quien prefiere  ejercer el noble oficio del periodismo de denuncia y  de libertad, dentro de lo posible y dentro de lo ético, y no disfrazar u  opacar la nota trascendente con la nota del corazón.  .Más en www.somoselespectador.blogspot.com