Conductores y productores orgullosos señalan que de no ser tan buenos en su ejercicio, no habría televisora que los contratara, pero lo que ignoran o fingen ignorar, es que el control mediático empieza con un producto de mala y no de buena calidad, ya que el objetivo de los medios de comunicación en sus barras informativas o de entretenimiento no es tener patrocinadores, que ya tienen espacios pagados sin importar los contenidos ante un mecanismo de propaganda monopólica, sino que el objetivo es tener un peso de presión para cerrar negocios jugosos bajo el tráfico de influencias bajo la presión de la fama pública por medio de sus pantallas y sus micrófonos, es la razón por la cual cuando se cuela en su elenco, figuras talentosas como Alana Lliteras, no son de su interés ni aprovechamiento, ya que la calidad siembra la inquietud del televidente o radioescucha pensante, y los grandes acaparadores del comercio, es lo que menos quieren. Más en www.somoselespectador.blogspot.com